Tetrabrik, un desafío para el reciclaje

Hace casi 60 años, y fruto de un costoso proceso de innovación, los suecos mostraron al mundo un envase revolucionario. Nacía el Tetrabrik, un envase con unas capacidades de conservación de alimentos líquidos como nunca antes se había visto. Y a eso había que añadirle su forma compacta, su ligereza, su facilidad de almacenamiento y transporte y su sencilla apertura, para la que no se necesitaba contar con herramientas especiales. 

Un envase que rápidamente conquistó el mundo y acabó formando parte de nuestras vidas de la noche a la mañana. 

Imagen de archivo

Con una capa de aluminio, una de cartón y cuatro de polietileno, nada le ha hecho sombra durante décadas.… 

Hasta que, como siempre, nos hemos preocupado por el impacto medioambiental.

Es precisamente la variedad de materiales que forman un Tetrabrik lo que hace que su proceso de reciclaje sea más complejo.  Antes de su tratamiento hay que realizar la separación previa de los tres materiales que lo componen, ya que cada uno deberá ser sometido a un tipo de proceso diferente.

En España fue posible reciclar un Tetrabrik al 100% durante un tiempo: una empresa barcelonesa fue premiada con el ‘Best of the best’ de la Comisión Europea por conseguir, por primera vez, separar el polietileno del aluminio. Este proceso se conseguía mediante pirólisis; las finísimas láminas de polietileno y aluminio se trataban a una temperatura de 500 grados sin oxígeno, hasta que se separaban. El polietileno se convertía en gas y después en vapor, que servía a la fábrica. Y el aluminio volvía a ser de nuevo aluminio, aunque nunca se logró que resultara de buena calidad. 

Lamentablemente, el proyecto no consiguió ser rentable y después de una gran inversión, la compañía acabó bajando la persiana definitivamente. 

En la actualidad, el cartón de un Tetrabrik es fácilmente separable del resto, en máquinas que, a base de agua, van desmigando las fibras. Pero, ¿qué pasa con el polietileno y el aluminio? Pues que terminan en un vertedero de residuos industriales de Zaragoza. Según las cifras de la empresa, de las 50.000 toneladas de estos envases que tratan al año, alrededor de un 30% termina en el vertedero. Una enorme masa de polietileno y aluminio con la que no se puede hacer nada.

En España sólo se reciclan el 21,5% de los envases de este tipo, una cifra “sustancialmente inferior” a la tasa del 80% que establece la Asociación de Envases de Cartón para Bebidas y Medio Ambiente (ACE, por sus siglas en inglés), y a la tasa de recogida del 51,2%, según un estudio encargado por Zero Waste Europe.

Vivimos un momento en el que la innovación no puede desentenderse de su propio impacto en el medio ambiente. Y en un contexto de emergencia como el que vivimos, tanto fabricantes como consumidores debemos pensar muy bien en las alternativas que mejor se adapten no sólo a nuestro estilo de vida, sino también a la salud del planeta.